Relación entre el dolor crónico y consumo de fármacos

El fármaco, al igual que cualquier otro tóxico, genera efectos secundarios en el organismo que pueden agravar el síntoma a largo plazo.

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El dolor, es un sistema de alarma para la supervivencia, fruto de un procesamiento complejo del contexto interno y externo del organismo. El sistema neuro-endocrino-inmune, se encarga de realizar un diagnóstico continuo de los acontecimientos internos que suceden en el cuerpo y del contexto externo en el que se haya. El aprendizaje de una vida, la cultura en la que nos hallemos, nuestras expectativas, miedos, así como el escenario socioecómico en el que nos encontremos, en combinación con la información que el sistema neuro-endocrino-inmune recibe a cerca del estado de los tejidos, determinarán en su conjunto la presencia o no de síntomas indicativos de alarma como son el dolor, la ansiedad o la fatiga (entre otros).

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Cuando recurrimos a un fármaco para lidiar con el dolor, debemos ser conscientes de la realidad: estamos camuflando un síntoma que necesita ser escuchado. Si bien es cierto que, en ocasiones se vuelve complicado no recurrir a una vía rápida de alivio ante una sensación tan desagradable, lejos de pretender juzgar esta decisión, en este post pretendemos aportar información contrastada de los perjuicios que puede generar la elección de esta vía en el organismo, principalmente a largo plazo.

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En el momento que cualquier tóxico entra en el organismo, el sistema ha de activar las vías de detoxificación para eliminarlo. La toxicidad en si misma es un proceso muy costoso para el organismo, ya que gasta mucha energía. En procesos de dolor cróico, en los que la inflamación de bajo grado, constante, está continuamente presente, la energía de la que disponemos es limitada. El dolor crónico en sí mismo, supone un gasto energético muy elevado, y, por consiguiente, añadir otros procesos de alta demada inmunitaria, como es la detoxificación de los fármacos, supondrá un problema añadido y un incremento del dolor.

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Es curioso (y decepcionante) cómo en el mundo moderno nos cuestionamos si el "impacto" al correr puede ser dañino para nuestras rodillas, pero no dudamos en recurrir al paracetamol en presencia de dolor a pesar del daño hepático que genera. En el caso del paracetamol, el organismo utiliza la vía hepática para eliminarlo.

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Ante la presencia de dolor, existen muchas intervenciones no farmacológicas que pueden ayudarnos sin generar un perjuicio añadido a nuestro sistema. Estrategias como la rehabilitación, el movimiento, la exposición al sol, la ingesta de alimentos antiinflamatorios, el descanso digestivo, el cuidado emocional o la activación del sistema parasimpático (calma), son eficaces para el abordaje del dolor y eficientes a largo plazo. Si bien es cierto que, requieren de un componente activo (de un esfuerzo), nos empoderan a largo plazo y nos hacen libres. El consumo de fármacos paliativos de manera recurrente, nos hace dependientes, nos fragiliza y nos encadena en una dinámica que pone e peligro nuestra calidad de vida.

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Si quieres saber qué herramientas necesitas para aportar calidad de vida a tus años y encontrar la raíz de tu dolor, debes ser escuchado, valorado y tratado bajo un abordaje biopsicosocial e integrativo diseñado única y exclusivamente para tu contexto. Porque en el dolor crónico, todos los detalles son importantes.

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En Amezola Fisioterapia trabajamos bajo un modelo integrativo y personalizado adaptado a nuestros pacientes con el objetivo principal de que se sientan escuchados y atendidos cómo lo que son: personas.