Evitar no es rehabilitar

Paula Benéitez García
March 8, 2023
Foto:
dreamypixel

Se trata de empoderar al paciente, no de debilitarle.

Un síntoma como dolor, fatiga o pérdida de función, por lo general, ocasiona una limitación en la calidad de vida del paciente. Normalmente, se ve 'obligado' a abandonar ciertas actividades por el malestar que generan o incluso a cambiar su vida diaria. Es entonces cuando comienzan un proceso de rehabilitación.

La rehabilitación, como su propio nombre indica, es el proceso por el cual el paciente recupera de manera progresiva sus capacidades o logra adaptarse de la mejor manera posible a su nueva situación. Sin embargo, si ante la presencia de un síntoma que limita nuestra vida diaria, le proponemos al paciente evitar aquellas actividades que le generan dolor como solución a largo plazo, estamos debilitándole.

Debilitar al paciente es totalmente antagónico al concepto de rehabilitación.

Por ejemplo, si tenemos un dolor de rodilla al bajar del monte, la primera opción que nos proponen no puede ser no ir al monte. Tendremos que trabajar la fuerza y la estabilidad de la rodilla, y realizar una exposición progresiva evitando la kinesiofobia, hasta que consigamos disminuir el síntoma en la actividad que lo provoca. Y aquí hemos utilizado un concepto clave: la kinesiofobia.

Pedir al paciente que, alargo plazo, evite la actividad que le genera el síntoma, alimenta la kinesiofobia. Para los que no lo sepan, la kinesiofobia es el miedo al movimiento que puede generar dolor, y es uno de los conceptos más limitantes en la actividad física de los pacientes: muchos de ellos no se mueven por miedo a hacerse daño, sin embargo, esa falta de movimiento es lo verdaderamente perjudicial para el cuerpo humano. Recordemos que el ser humano está diseñado como sistema de movimiento, que el movimiento es vida.

Como siempre, una valoración y abordaje biopsicosocial del paciente será clave para conseguir los objetivos.

Si entendemos el problema, podemos obtener la solución, sin embargo, si ni siquiera nos molestamos en definir bien el problema, lo más probable es que la solución que propongamos sea un fracaso.

En conclusión, la primera solución que te propongan ante la presencia de dolor, fatiga o limitación funcional, nunca debe ser eliminar la actividad que produce el síntoma, sino definir un proceso de recuperación para que puedas hacer lo máximo posible con tus capacidades físicas en cada momento. Eso sí, esto requerirá de un componente activo por tu parte, las ganancias funcionales no se consiguen con las terapias pasivas.

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